Uno
de los mayores avances en salud que ha dado lugar la Medicina actual, es el
aumento de la esperanza de vida, es decir, vivimos más años que generaciones
anteriores. Pero esto tiene una desventaja o contrapartida que es la aparición
de enfermedades relacionadas con la edad o con el propio envejecimiento. Es el
caso de la Demencia senil y Enfermedad de Alzheimer de los que hablaremos en el
siguiente artículo.
Es importante
que sepamos diferenciar entre Demencia Senil y Enfermedad de Alzheimer. Son
términos que muy a menudo se confunden y se usan en el lenguaje cotidiano para
designar la misma enfermedad; y aunque
pueden coincidir en determinados puntos, son claramente diferentes. Ambos son
procesos neurodegenerativos, con inicio insidioso, evolución progresiva y no tienen cura. En la actualidad, se utilizan
tratamientos para paliar su sintomatología.
Al hablar de
Demencia Senil, estamos refiriéndonos a un deterioro del funcionamiento normal
del cerebro provocado normalmente por el propio envejecimiento. Su aparición
suele darse en edades avanzadas. Las
áreas afectadas en la demencia son las de pensamiento, lenguaje y memoria, por
lo que la persona presenta:
- Dificultad para razonar.
- Dificultad para hablar y expresarse, y por tanto para relacionarse.
- Dificultad para recordar hechos recientes, ya que la memoria afectada es la Memoria a corto plazo.
Todo esto provoca que la persona
vaya perdiendo capacidad para realizar actividades básicas como bañarse, vestirse
o acicalarse, e incluso tenga problemas para la comunicación, por lo que no
puede realizar una vida normal y necesita la ayuda de un/a cuidador/a.
La
Enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia senil más frecuente. Su inicio
puede producirse en edades más tempranas, y como su propio nombre indica es una
enfermedad, con una serie de etapas cuyas consecuencias terminan por provocar el fallecimiento de la
persona debido a neumonía, atragantamientos, infecciones, etc.
Como hemos dicho la Enfermedad de
Alzheimer se desarrolla normalmente en tres etapas, con una duración aproximada
de unos tres años cada una. En cada una
de esas etapas la persona va perdiendo capacidades que afectan también, al
igual que la Demencia, a las áreas del razonamiento, lenguaje y memoria. La
evolución es lenta y desemboca en una incapacidad total tanto física como
psicológica y social de la persona para cuidarse a sí misma y desenvolverse en
la sociedad. Por lo que requiere de los cuidados continuos de un/a cuidador/a que
atienda dichas necesidades.
Aunque
a día de hoy no se conoce la forma de prevenir la aparición de la demencia y del
Alzheimer, sí están recomendados una serie de hábitos saludables que nos ayudan
a mejorar las funciones cognitivas y retrasar el envejecimiento:
- Evitar el sedentarismo: realizar ejercicio físico diariamente de forma moderada contribuye a mejorar la memoria, especialmente la realización de aquellos deportes en los que hay que prestar más atención. Caminar o bailar pueden ser opciones muy saludables.
- Alimentación saludable: llevar una dieta equilibrada, rica en todo tipo de nutrientes, no solo evita la aparición de enfermedades físicas, sino que también ayuda a mejorar nuestro funcionamiento cerebral.
- Estimular la mente: realizar actividades como pasatiempos, puzzles, dibujar, leer… tienen beneficios directos para mejorar nuestra capacidad cognitiva.
Espero que os resulte de interés este artículo y para cualquier duda estoy a vuestra disposición en el email enfermeriaaguadulce@asisttel.com
Un abrazo.
Remedios Jiménez Montesino
Diplomada en Enfermería
Unidad de Estancia Diurna de Aguadulce (Sevilla)
Unidad de Estancia Diurna de Aguadulce (Sevilla)