Los pies son esa parte tan
alejada de nuestro cuerpo a la que no solemos prestar atención a menos que nos
estén matando de dolor.
Son los grandes olvidados de los
cuidados diarios que otorgamos a nuestro cuerpo, al sur del sur en nuestro mapa
propioceptivo.
Sobre los pies recae el peso del
cuerpo, sin ellos no nos conectaríamos con la tierra, sin los pies no
existirían las manos.
El pie se compone de 26 huesos, conectando estos huesos, además de diversos
ligamentos, innumerables tendones de
músculos permiten la movilidad de las distintas articulaciones.
Hay tres arcos conformados en las
zonas interna, externa y anterior. Cada arco tiene como misión amortiguar las
presiones sobre las distintas estructuras tanto en estática como dinámica.
En la zona plantar encontramos la
fascia o aponeurosis, que une el calcáneo con los dedos. Esta fascia es capaz
de soportar pesos de 200 kgs antes de romperse. Es el tejido que da forma al
arco interno. En algunos aspectos este arco interno se comporta como un
diafragma, contrayéndose y expandiéndose según las circunstancias.
La movilidad de las distintas
articulaciones puede entrenarse hasta el punto de que las personas que por
distintas circunstancias no pueden hacer
uso de las manos, llegan a realizar casi las mismas actividades con ellos.
Cuando hay desequilibrios
musculoesqueléticos pueden asentar patologías como pie plano, pie cavo, dedos en garra,
compresiones nerviosas como el neuroma de Morton, queratosis (callos) plantares
o interdigitales, hallux valgus, quintus varus….
Según la medicina tradicional
china sobre la planta del pie y el dorso podemos encontrar una representación
del cuerpo y los distintos órganos. Este mapa es utilizado por terapeutas para
tratar mediante reflexología diferentes patologías.
Más allá de su posible
repercusión sobre órganos y sistemas, la reflexoterapia podal ayuda a
normalizar la circulación sanguínea y linfática.
La inspección de los pies puede
ser una gran ayuda para determinar el estado de salud de una persona. Por
ejemplo, un pie izquierdo hinchado indica una cardiopatía congestiva, sin son
ambos, retención de líquidos por diversas causas.
En otras ocasiones el estado de
la piel y las uñas es indicativo de infecciones en curso, deficiencias
vitamínicas, afecciones circulatorias…. En el caso de patologías como la
diabetes, es esencial vigilar la no presencia de heridas ni uñas encarnadas que
puedan derivar en úlceras de evolución incierta y consecuencias nefastas.
En cuanto a la biomecánica, una
alteración estructural como un pie cavo, suele ir asociado a una cadena
muscular posterior acortada que se traduce en rigidez y mayor probabilidad de
sufrir dolores de espalda. Un pie plano por su parte, repercute de forma
negativa en rodillas y caderas, favoreciendo la aparición de artrosis en estas
articulaciones.
Así pues, si los pies son la base
del cuerpo, como todo edificio, debe sustentarse sobre pilares robustos y
firmes. Cualquier alteración, daño o desequilibrio se transmite al resto de las
plantas y podría provocar el derrumbe de la estructura.
Recuerda, cuídate, empezando por
los pies.
Isabel Campano
Fisioterapeuta, Centro de Mayores Asisttel-Aljarafe